Había una vez, en el año 1.972, un avión que viajaba al Sáhara. Al llegar, cogí una tarta y me la comí porque tenia hambre. Después toqué un timbre que había encima de una piedra muy bonita y aparecí en una cueva oscura. La cueva tenía arañas y me fuí a mocar porque tenía mocos por el frío de la cueva y porque estaba resfriada. Por accidente, tragé el papel y tuve que cojer otro. Me entró tanto hanbre que me fuí al avión a cojer otra tarta.
FIN
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